sábado, 23 de agosto de 2008

Poner la coma o no ponerla

Hace tiempo me di cuenta de que una coma al final de una frase puede variar muchísimo su significado. Durante años he ido cayendo en frases que cambian por completo en función de que se utilice o no ese signo ortográfico. He aquí unos cuantos ejemplos. Si alguien quiere colaborar con la lista, bienvenido sea. En todos los ejemplos pongo la coma, si se quita ésta veréis que la oración sigue teniendo sentido, otro, pero lo tiene.

En la papelería:
- Dame un boli, negro (a un dependiente afroamericano)
- Quiero un retulador, rojo
- Quisiera una caja de lápices, Alpino (si compras en una papelería de Suiza)

En el quiosco:
- ¿Me da un choco, crack? (helado de Nestlé)
- Dame un paquete de pipas, Reyes (clásicas donde las haiga)

Con los amigos:
- Venga... vale... pa ti la perra, gorda
- ¡Vaya palo, gordo!
- ¿Fumas, rubio? (con su versión en negro y el mítico chiste de Eugenio, donde el negro responde, "Sí, bwana")
- Pásame la cerveza, rubia (con su versión en negra)

Rebuscadas:
-¿Eres buen amante, Delfino? (jugador argentino de basket)

Ufff, me sabía muchos más, pero no los recuerdo, ya los iré añadiendo.
Maindre cómo va bajando el nivel de este blog!

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