jueves, 25 de diciembre de 2008

Para leer entre líneas

Tener que resumir un año en trescientas sesenticinco palabras es un auténtico reto. Supone dejar de lado ciertos acontecimientos que, aun queriéndolos incluir en el resumen, carecen de la relevancia suficiente como para formar parte de un escrito que se tiene que ceñir a un número de palabras tan reducido. Así, qué sé yo, los campeones deportivos, por ejemplo, deben quedar fuera, ¿no? Depende. En un año tan prolífico para el deporte español, teniendo en cuenta que el resumen está escrito desde España, igual sí que se merecen una mención nuestros deportistas, creo yo. Además, éste ha sido año olímpico, así que con más razón incluiré sus hazañas en este sumario. Ahora que caigo, si es año olímpico es que es año bisiesto, y si es año bisiesto es que hay trescientos sesenta y seis días, ¡así que reivindico mi derecho a escribir un texto con tal número de palabras!
Volvamos a lo que nos ocupa. He decidido incluir en mi resumen a los deportistas, pero por cuestión de espacio, no recurriré al habitual “nombre y apellido” a la hora de mencionarlos. Me dejo ya de líos: este año que acaba ha sido especialmente positivo para el deporte español, destacando el buen hacer de los tenistas -Nadal al frente-, de Contador, Sastre y Samu en el ciclismo, de Iker, Xavi y compañía en la Eurocopa de fútbol, Rudy y Gasol con la selección de baloncesto en las Olimpiadas, Gemma Mengual en natación sincronizada, etc.
Se me ha ido el santo al cielo. Con la tontería de meter los deportes, me he comido casi todo el resumen. ¿Lo borro? No, da igual, pasaré de corrido por el resto: en España hubo elecciones con debates televisados, ganaron los socialistas, eligieron ministras que distinguen entre “miembros” y “miembras”, hubo un accidente de avión terrible, ETA y los maltratadores siguieron matando, pillaron a (Jeep) Txeroki, Bardem ganó un Oscar y quitaron de la programación de RNE “Clásicos populares” y “La noche menos pensada”.
¿Y en el resto del mundo? Obama ganó en Estados Unidos, Afganistán empeoró, Palestina mejoró, China sigue creciendo… ¿y África? Nueve palabras le he dedicado a África… ¡pues ya han sido más que a la crisis!¡Bisiesto!

Concurso de resúmenes del 2008

Anoche en la radio escuché cómo informaban sobre un concurso que han creado entre la web www.atrapalo.com y www.escueladeescritores.com. Básicamente, consiste en resumir el año 2008 en 365 palabras, teóricamente a palabra por día (digo teóricamente porque el 2008 ha sido bisiesto...).
El premio para el ganador, por cierto, es un viaje a Nueva York para dos personas, así como un curso gratuito de la Escuela de escritores.
No me apunto por dos razones: la primera es que la participación no es directa, es decir, el jurado sólo juzgará los veinte resúmenes más votados. ¿Qué implica esto? Pues que tu blog ha de ser muy, muy visitado (no es el caso). Además, en estos momentos el vigésimo lleva casi 200 votos, así que contra esa ventaja en el tiempo (ellos lo publicaron antes) no me veo capaz de luchar.
La segunda y principal razón que hace que no me plantee presentarme es la calidad de los otros textos. Decidí no leer ningún otro resumen hasta haber escrito el mío. Una vez redactado mi sumario del 2008 (le dediqué diez minutos, y no lo digo con orgullo) me aventuré a ver que se cocía entre la "competencia", de modo que pinché en el que iba primero en el ranking de votos y encontré esto: http://elmundodeb.blogspot.com/2008/12/alguien-escribi-esta-historia-en-un_16.html.
Obviamente, no pinto nada en este concurso. Aun así, pongo en el post posterior a éste el texto, por si a alguien le interesa. ¡Un saludo!

martes, 23 de diciembre de 2008

De alujo

"Andalucía está de lujo". Ése es el eslogan de la campaña de promoción de los productos andaluces que está llevando a cabo por todo el territorio nacional esta Junta de Andalucía nuestra. Siendo condescendientes, no es la peor opción. Intuyo que entre las propuestas que debieron salir en la lluvia de ideas para crear un eslogan convincente, aparecerían otras expresiones del tipo: "está de puta madre" o, más de la tierra, "está der carajo". O incluso pudo habérsele añadido, a la que finalmente fue elegida, un "pisha" final, coletilla muy presente en el lenguaje de todo buen andaluz.
Chabacanería en estado puro. Poner en el escaparate lo más bajo del andaluz. El andalucismo más rancio (término tantas veces utilizado para descalificar el españolismo serio...), el del folclore y la subvención, el orgulloso de su incultura.
Pero a la Junta no le fue bastante con la frase de marras. Necesitaban plasmarla en unos anuncios que expresaran toda la esencia de la frase, que permitiesen al resto de españoles (y a los andaluces no habituados al uso de esa expresión) conocer el contexto en que el andaluz de pro suelta un "está de lujo". Para ello, vuelvo a intuir, contrataron a los guionistas de Arrayán, que ya habían alcanzado la gloria publicitaria con los anuncios de Supersol ("olé olé que precios arsa").
Son varios anuncios, pero el que especialmente terminó de indignarme fue el de una camarera que reprime a unos clientes extranjeros por decir que una tostada con aceite está "wonderful". La chica les increpa indicándoles, con el gracejo propio que Dios nos ha dado a los andaluces, que "¡qué guanderfu ni guanderfu, eso está de lujo!". Eso sí, el gracejo propio de la tierra asusta un poco, porque en la reprimenda la protagonista casi llega a las manos con los clientes. En definitiva, una obra maestra más de la industria publicitaria andaluza.
Esto es lo que nos toca a los andaluces: ser unos incultos, pero graciosos. Así somos nosotros: tenemos nuestras expresiones, porque somos muy graciosos. Trabajamos lo mínimo, pero eso sí, "tenemos un arte pa escaquearnos...". ¿Que somos una Comunidad Autónoma con una gestión infame y una Administración ineficiente y deficitaria? "Da iguá, ome, ya nos llegarán susidios de Uropa".
Es lamentable. No quiero caer en la descalificación en base a los estereotipos, pero es que es lamentable precisamente por eso, porque no hay estereotipo más acertado que aquél que encasilla al andaluz en el papel de caradura, vago, juerguista y paleto. Porque eso es lo que predomina en Andalucía, con numerosas y honrosas excepciones, pero es que es lo que predomina, sin más.
Las comparaciones son odiosas, y más para un andaluz pero, ¿por qué somos tan infinitamente menos productivos que los catalanes, por poner un ejemplo? (Hablo sin datos en la mano, pero con la concienciación sobre la penosa situación de nuestra comunidad que aporta una conferencia de D. Francisco Ferraro, Catedrático de Economía aplicada en la US). Evidentemente, partimos de filosofías distintas. Es la recurrida diferenciación entre el "vivir para trabajar" y el "trabajar para vivir", donde los catalanes estarían en la primera situación y los andaluces en la segunda. Yo no estoy de acuerdo con ninguna de las dos filosofías de vida. Entiendo que es perfectamente compatible tener un trabajo y tener tiempo de ocio, de fiesta, de jolgorio. Lo que no soporto es que el trabajo se haga mal, se haga con desgana y con la atención puesta en la cervecita que me voy a tomar en cuanto salga o en mi Virgen de la Macarena que va a salir en procesión dentro de seis meses.
Estoy cansado de ir a una Universidad donde cada vez que se da en clase un dato negativo de Andalucía ("Andalucía, como no, es la Comunidad Autónoma donde menor crecimiento hay a nivel...") la gente se ríe, con una mezcla de resignación ("es lo que hay") y, lo que es peor, de orgullo ("es que nos gusta más una fiesta...").
¿Qué es esto? ¿Por qué vivimos con esta sensación de impunidad, de ser más listos que nadie?¿Por qué chupamos de este modo del bote del Estado y de la Unión Europea? ¿No somos conscientes de que todo esto se nos acaba? ¿Para qué más delegación de gestiones hacia la Junta de Andalucía? ¿Queremos promocionar aun más el "enchufismo"? ¿Por qué tenemos el mismo Gobierno desde hace casi treinta años? ¿A qué se debe ese miedo a que gane el PP? Aaah, que es que son unos fachas, que se me olvidaba...
Sé poco de la Andalucía anterior a la que me ha tocado vivir. Que estaba olvidada por Franco, dicen. Que siempre ha sido analfabeta y pobre. No lo sé. Lo que sé es que llevamos treinta años de democracia y que la gente sigue siendo analfabeta. Un analfabetismo en el que se sabe leer y escribir, pero mal. Tenemos una sociedad inculta que elige a un gobierno desde el que se fomenta la incultura de sus ciudadanos, porque ésta le mantendrá en el poder.
Tenemos en Andalucía una sociedad aburguesada, consumista y materialista, donde sobran televisores de pantalla plana y faltan libros. Donde se admira el pelotazo y se critica al que trabaja con esmero ("vaya fatiga", le llaman).
Es esta sociedad andaluza un conjunto de personas que, en su mayoría, tienen conversaciones que no van más allá del tiempo, de "lo que ponen en la tele", del Sevilla y el Betis, de los toros y de las respectivas ferias y Semanas Santas. Son clichés, lo sé, pero tan, tan reales, con tan pocas excepciones...
Obviamente no critico que se hable de esos temas. Yo, evidentemente, también hablo de ellos, también tengo el fútbol como afición y me gusta conversar sobre él. Pero el problema es no salir de lo mismo, no tener otras inquietudes, no ir más allá de lo que una sociedad tan "aplastante" como la andaluza impone. Yo, sinceramente, intento desmarcarme de la imagen de andaluz. No es que mis conversaciones versen sobre las teorías de Nietzsche, ni que yo sea el más trabajador de Europa. Me gustan, en su justa medida, los Carnavales de Cádiz y la Feria de Sevilla. Soy del Sevilla F.C. y hablo a menudo sobre su situación, sus partidos, etc.
Pero no sé, creo que no soy como el andaluz que la Junta quiere que seamos. No logro identificarme con esa imagen de perfecto andaluz, lo siento. Reconozco, por tanto, que no soy un andaluz "de alujo".

lunes, 22 de diciembre de 2008

Escritura libre

El color de las sirenas me marea. Es como aquella noche de motel que pasamos camino de Oklahoma City. Los pájaros ya no son verdes como antes, parece que los hayan anestesiado para extraerles las últimas notas que le quedaban en su agonía. La ruleta rusa había empezado. No era cuestión de tiempo, era cuestiónde la cantidad de alquitrán que echaban a los cigarros de la marcapropiedad de Philip Morris.
Los cadáveres de pato me dan asco, son como cucarachas a las que se les arrebata la vida con anticucarachas persiguiéndolas por todos los rincones de la cocina. Malditos fabricantes de anticucarachas, juegan con nuestros sentimientos.
Los arbotantes forman figuras amorfas que identifico con corazones. El amor en estos tiempos genera sensaciones solo superadas por el crack que consumíamos a principios d los 90 en NY.
Suben los termómetros y el Frigopié sigue arrinconado entre las pizzas del congelador. La falta de visión espacial es un problema de nuestro siglo. El fútbol, el tenis, el deporte en general...son sólo refugio de pasiones, la verdadera historia se escribe en las urnas, en los talleres, en las trincheras.

sábado, 6 de diciembre de 2008

El Tribunal Constitucional y su independencia política

Ayer hice una exposición en clase titulada "El Tribunal Constitucional y su independencia política". Era un trabajo para el que teníamos plena libertad a la hora de escoger un tema, y a mi me pareció interesante y oportuno elegir éste.
Voy a poner aquí el último apartado del trabajo, el de las conclusiones, que es bastante largo de por sí, de modo que he de intentar evitar hacer una introducción al texto excesivamente extensa. Sólo quiero apuntar que llegué a estas conclusiones después de leer noticias y artículos de opinión relacionados con el TC y que criticaban sus actuaciones y dudaban de su independencia ya desde sus inicios; también busqué la opinión de expertos constitucionalistas y, entre otros, leí, cómo no, a Pérez Royo, así como a Pérez Tremps, magistrado recientemente recusado por el PP para conocer sobre el Recurso al Estatuto de Autonomía de Cataluña, quien me contestó por email unas preguntas. Por último, me puse en contacto con políticos de la mayoría de partidos que se encuentran representados en el Congreso de los Diputados, obteniendo respuestas por parte de varios de ellos.
Con esto, llegué a unas conclusiones que a continuación transcribo: (para quien esté dispuesto a leerlas, que sepa que son casi dos páginas en formato Word, de modo que, aun no siendo infinito el texto, sí puede acabar resultando un "tostón", que diría aquél. Ánimo y gracias)
V. CONCLUSIONES

Vivimos en un país que, como siempre se ha dicho, es completamente bipolar. Un país que arrastra desde hace años la lacra de “la división entre las dos Españas” y en el que, por tanto, hay una creencia general de que todo el mundo está de un bando o de otro. No se admiten las medias tintas. O se es un “facha” o se es un “rojo”. O se es “conservador” o se es “progre”. O se es, parece ser, partidario del PP, o se es del PSOE.
Esta facilidad para poner etiquetas, tan característica de este país nuestro, no respeta ni a aquellos a quienes se les puede y se les debe presumir toda neutralidad ideológica. Los magistrados del Tribunal Constitucional son un claro ejemplo. Es muy probable que los juristas de reconocido prestigio que acceden al órgano encargado de velar por el cumplimiento de lo establecido en nuestra Carta Magna tengan sus propias convicciones personales. Es algo irremediable. Pero no es eso lo que se ha de juzgar. No es por las creencias de los magistrados por lo que se les debe tachar de progresistas o de conservadores.
Los magistrados del Tribunal Constitucional, en caso de ser juzgados por la opinión pública, deben serlo por su labor a la hora de interpretar la Constitución, por su modo de dictar resoluciones, como decía García Calvo en su discurso ante el Congreso, por cómo han aplicado la Ley a lo largo de su carrera judicial, en el caso de que provengan de ésta.
¿Por qué razón se aseguran resultados de las resoluciones antes de que éstas se produzcan? ¿Por qué se da por sentado que tal magistrado votará en tal sentido por pertenecer a tal corriente? ¿No existe la independencia en el Tribunal Constitucional? ¿No parece que estén empeñados en hacernos ver que los magistrados actúan por y para favorecer a quien les dio su asiento en el Tribunal?
Evidentemente, la culpa no es sólo de los medios de comunicación. La actuación de los partidos políticos en este sentido, por lo general, es muy poco respetuosa con la independencia del Tribunal Constitucional. Si ellos, que en definitiva fueron quienes crearon esa institución, no la respetan, ¿cómo pretenden que el conjunto de la ciudadanía crea en su imparcialidad?
Ya lo dicen políticos como Duran i Lleida, Anasagasti, Llamazares e incluso, “de refilón”, Jesús Caldera: existe un intento por parte de las fuerzas políticas dominantes de ejercer influencia sobre el Tribunal Constitucional. El juego de recusaciones de magistrados en el que han entrado los partidos políticos en los últimos tiempos no es sino la última muestra visible de cómo se pretende, como hemos indicado ya en este trabajo, lograr en el Tribunal Constitucional la mayoría que no se logra, bien en las urnas, bien en las decisiones en el Congreso de los Diputados. El hecho de pretender “quitarle magistrados al enemigo” de forma tan descarada no puede en absoluto contribuir a dar una imagen al ciudadano de disponer de un Tribunal Constitucional independiente que vela por, entre otras cosas, sus derechos reconocidos en la Constitución.
Igualmente, la difusión de unas imágenes en las que la Vicepresidenta del Gobierno habla en tono agresivo a la Presidenta del Tribunal Constitucional durante el desfile de las Fuerzas Armadas también resta credibilidad a quienes hablan de un Órgano Constitucional ajeno a toda presión política.
Pocos son los que defienden que el Tribunal Constitucional es realmente independiente. Los juristas especializados en Derecho Constitucional, prácticamente. Pérez Royo, Pérez Tremps o Zagrebelsky hablan de un órgano, el Tribunal Constitucional, que no se enmarca exclusivamente en el ámbito del Derecho, sino que tiene un carácter político y, por tanto, es ahí donde consideran comprensible, que no recomendable, que exista cierta presión por parte de la opinión pública y las fuerzas políticas sobre el magistrado constitucional.
Pero ellos, los constitucionalistas y algún que otro político, defienden la integridad de las personas que ocupan los cargos de magistrados. Entienden que su amplia experiencia jurídica es un aval que garantiza que actuarán con la debida diligencia. El hecho de que sean cargos no renovables es otro punto a su favor. Los magistrados están nueve años y, en principio no deben responder ante nadie, una vez elegidos no hay vuelta atrás.
Pero parece ser que los constitucionalistas no dan con todas las soluciones. El Tribunal Constitucional, emulando a la mujer del César, no sólo debe ser independiente, sino que debe parecerlo.
¿Qué se puede hacer para lograr que el Tribunal tenga una mayor independencia? ¿Qué soluciones conceden una mayor confianza en la no interferencia del poder político en el Tribunal Constitucional?
En mi opinión, el número impar de miembros del Tribunal es importante, por la descarga de responsabilidad que supone, como arguye UPD en su programa electoral, para el presidente, liberado así de tener que hacer valer su voto de calidad.
Asimismo, considero básico modificar el sistema de cuotas para la elección de los magistrados. Que no baste con el apoyo de los dos partidos mayoritarios para confirmar a los candidatos.
Por último, creo que es imprescindible un ejercicio de conciencia por parte de los partidos políticos y de los medios de comunicación, en el que se llegue a un consenso para lograr una mayor diligencia a la hora de tratar los asuntos relacionados con el Tribunal Constitucional, de modo que no se pueda frivolizar sobre resultados de resoluciones y, principalmente, que no se haga uso del recurso de inconstitucionalidad sin la debida fundamentación jurídica, sin la convicción de que lo que se recurre es realmente inconstitucional y no sólo una opción que nos desagrada; en definitiva, siendo leales a la Constitución y a la institución encargada de interpretarla y de velar por su cumplimiento.

Antonio Gordillo Fernández de Villavicencio